Claro, los expertos quieren determinar el origen de las cerillas y el combustible que habrían causado el incendio ocasional. Mientras unos 16 domicilios se allanaron durante el fin de semana, muchos se preguntaban qué sería de Minera Alumbrera si la Justicia pusiese el mismo empeño y meticulosidad para analizar los estantes de denuncias acumulados por contaminación ambiental en su contra.
Por lo pronto, la intervención de la fiscala, por medio del juez Marcelo Gómez, permitió que los siete camiones que estaban varados desde la mañana del jueves sobre la ruta nacional Nº 60, en los accesos por el norte y sur de la ciudad, pudieran seguir su trayecto hacia la explotación minera situada a más de 150 kilómetros. Los vehículos, de origen chileno, transportan enormes recipientes y bolas para la trituración de rocas.
Cuesta todavía salir del asombro que los vecinos del lugar tienen a la hora de haber presenciado un operativo con tanta envergadura y simétrica coordinación a fin de que los camiones de la minera alcancen su repudiado objetivo. Es que empezando por la Justicia, pasando por las fuerzas de seguridad, y llegando a empresas de servicios públicos, todos demostraron que su verdadero destinatario (y dueño) no es la población. Obras Sanitarias, Defensa Civil, la empresa de energía eléctrica local Edecat y hasta el municipio local, todos conspiraron en el “salvataje minero”.
Difícilmente se llegue a determinar quién prendió fuego a las gomas del camión. Algunos mal pensados hablan de un “autoatentado” como una herramienta eficaz que permitió la realización de los allanamientos en los domicilios de vecinos y de integrantes de la agrupación Autoconvocados por la Vida. Argumentan que hechos similares sucedieron en Esquel, Chilecito o Andalgalá, curiosamente en manifestaciones populares contra proyectos mineros. Sólo una pura coincidencia que, como no pudo ser de otra minera, también se dio a favor de la minera
0 COMENTARIOS:
Publicar un comentario