martes, 28 de octubre de 2008

Las instituciones de Tinogasta se pusieron al servicio de Alumbrera y rompieron el corte de ruta

CUANDO LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO ESTÁN BAJO DOMINIO DE UNA EMPRESA

Tras cuatro días de lucha firme por parte de los vecinos de Tinogasta, el poder que Minera La Alumbrera extiende en la región finalmente se hizo sentir, cuando desde las autoridades municipales hasta la empresa de energía eléctrica EDECAT, no dudaron en actuar para quebrar el corte que se mantenía en el Barrio La Paz.

El pasado sábado 25, y tras cuatro días de corte, donde tanto los ya experimentados Autoconvocados Por la Vida, como los vecinos del Barrio La Paz, quienes salieron a bloquear el paso de los camiones de Alumbrera indignados por los destrozos que estos vehículos de gran porte provocan en sus calles y viviendas, finalmente quedó claro (y por si alguien tenía alguna duda), que el neoliberalismo tiene una sede ejemplar en Catamarca, donde hace rato gobierna la minera y los votos de cada cuatro años no sirven más que para designar a su próximo siervo.


Si hay algo digno de admiración de estas organizaciones regionales, conformadas mayoritariamente por vecinos movilizados por el afán de justicia y respeto de los bienes naturales, es la solidaridad que han alcanzado afianzar y trasladar a un nivel de coordinación muy importante. Y esto más allá de que las señales de todos sus celulares sean anuladas en los momentos más tensos, como sucedió en Tinogasta, o que la propia justicia se encargue de buscar las formas de opacar esta lucha legítima a través de falsos atentados.


Pero si esos instrumentos institucionales públicos: “autoridades del municipio, del Juzgado, policía de la provincia, Defensa Civil, Obras Sanitarias y Vialidad de la Provincia”, como reza el comunicado de los vecinos, se someten al control de una empresa particular, de un grupo de accionistas vaya saber uno de dónde, para atravesar una manifestación tan auténtica como es un corte de ruta, no es por el simple ejercicio de la corrupción por parte de la clase dirigente.


Sino que es otra de las expresiones del saqueo contra el que luchan estas comunidades: el saqueo político-cultural. No es casual que EDECAT, empresa de Energía Eléctrica de Catamarca, haya prestado sus servicios para acompañar a los camiones, levantando los cables a su paso. La misma empresa que a través de acuerdos con un sindicato absolutamente rendido a los intereses patronales, deja en la calle a 30 trabajadores por reclamar un salario digno.


Es el mismo saqueo que en Andalgalá se traduce en acudir a La Alumbrera en lugar de acudir al municipio, para pedir útiles escolares o insumos para un hospital. Es la ausencia total del Estado para que del asistencialismo se haga cargo una empresa canadiense (bueno, y suiza, da igual, son acciones). Es el modelo que hoy defiende el gobierno nacional, tal como lo hizo el anterior.


Brizuela del Moral, gobernador radikal catamarqueño, es uno más. Hay Beder Herreras, hay Giojas, hay Alperovichs, hay Zamoras…sería un error, y peor aún, sería funcional a esta clase dirigente, criticar estos casos aisladamente. Funcional porque no nos permitiría ver que, de fondo, hay un proyecto de país más amplio, de intereses claramente contrarios a los del “pueblo” que tanto nombró el kirchnerismo durante el “conflicto agrario”: se estiman unos 600 proyectos de minería a cielo abierto para Argentina y se promueve cada vez más la apertura de centrales nucleares y con ello la explotación del uranio. Organizaciones de todo el país, coordinadas a través de la UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas) han presentado hasta el hartazgo informes y pruebas no sólo de la contaminación que estas explotaciones han generado y van a generar, sino de que no son compatibles con ninguna expectativa de desarrollo local, anulan cualquier posibilidad de sostener proyectos de soberanía alimentaria, no generan el empleo que prometen, saquean el agua y la energía.


Y todo esto sin contar que mientras jugaban al progresismo durante 4 meses con las entidades agrarias, los campesinos y los pueblos originarios seguían siendo desalojados a través del mismo aparato represivo que permitió la venta de reservas naturales donde vivían cientos de familias originarias durante la dictadura. Y que lo volvió a hacer durante la demokracia. Y los que las compraron o callaron ante la violación de los derechos de las comunidades, mucho tienen que ver con los que dirigieron a ese sector llamado "campo" hace unos meses.


El mismo aparato que luego de quemar las ruedas de un camión de Alumbrera para tener motivos para allanar las casas de los vecinos tinogasteños en busca de bombas molotov, demostró la persecución que viene poniendo en práctica en esa ciudad: los allanados fueron los autoconvocados, los que participaban o participaron de los cortes.


Una vez más, lo que asombra es la capacidad de levantarse de estas organizaciones. Su indignación se tradujo en un “Tinogasta seguirá luchando, ahora con más fuerzas que nunca”. Y puede que una de sus claves sea que han entendido que el problema no es La Alumbrera sino todo el plan minero y nuclear. Que el problema no es la soja, sino el modelo de producción, distribución de la tierra y comercialización de los productos en su conjunto, de cuya expansión son tan responsables el Gobierno como las entidades agrarias que se quejaron de las retenciones. Que el problema es que las decisiones, definitivamente no están siendo orientadas hacia la satisfacción de los intereses de los sectores populares. Que el discurso, es sólo eso, y quien se atreva a plantear otra cosa, otra forma de organización, otros proyectos con otros valores, tendrá que soportar atropellos como los que soportaron los tinogasteños.


Porque ante la persecución, no hay discurso de DDHH que valga. Si no, preguntémosle a los integrantes de PRO ECO acusados de "extorsión" por reclamar justicia en la calle. Acusados, claro, por el Juez que votó en contra del procesamiento del vicepresidente de La Alumbrera.


Si no, también, preguntémonos donde está Julio López.


La próxima cita de la UAC es en diciembre, en Tunuyán, Mendoza. Mucho habrá por debatir y coordinar. Ya nadie puede negar que existen, y que algo importante están construyendo. Si no, no molestarían tanto…

CONTRAPUNTO Prensa Alternativa
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