Respuesta a la nota de opinión publicada en "El Ancasti" -28 de Octubre de 2008- con el título "Fundamentalismo ambiental".
Cuando la estupidez quiere transformarse en verdad
Siempre existieron quienes se dedican a decir públicamente estupideces, por diferentes causas:
1) por tener protagonismo y obtener réditos personales
En el caso de esta nota de opinión, como no aparece el nombre de quien "opina" debemos descartar la primera opción.
Su estrategia es mezclar todo y descalificar a los movimientos socio-ambientales, y ya nos tienen acostumbrados a tildarnos de "ignorantes", "fundamentalistas que se oponen al progreso" o "terroristas ambientales".
Ahora esto: sugerir que estamos obedeciendo a "intereses internacionales multimillonarios".
Una estupidez armada para parecer una verdad, y en este caso la "nota de opinión" de El Ancasti se "asocia" al pensamiento minero.
Las organizaciones socio ambientales que han surgido en Argentina y que luchan en contra de la mega-minería metalífera -negocio para pocos y contaminación para muchos- están muy lejos del dueño de la CNN, Ted Turner, y de Douglas Tompkins.
Somos habitantes de este suelo y los verdaderos dueños de estas tierras y luchamos en defensa de la vida, el agua, el aire y la tierra.
Ponemos énfasis en que las mineras gastan muchísima agua pura y energía. Ponemos énfasis en que las mineras transnacionales saquean nuestros bienes comunes, mientras los gobiernos cómplices permiten que se apropien de miles de hectáreas, incluyendo reservas de biosfera protegida, glaciares y nacientes de ríos. No importa si deben expulsar a pueblos originarios o someterlos a la brutal contaminación minera.
Pero parece que este "opinador" desconoce que las asambleas socio-ambientales y los vecinos autoconvocados también se oponen a la contaminación industrial y al vuelco de efluentes cloacales sin tratamiento, al escandaloso y corrupto manejo que ejercen los gobiernos de la basura urbana y al modelo "sojero" que ocasionó la pérdida de millones de hectáreas de montes y bosques nativos para contaminar todo con glifosato y otros agrotóxicos. También nos oponemos a los "agrocombustibles" porque profundizan el modelo sojero con la premisa de malgastar los nutrientes naturales de los suelos para fabricar combustibles a costa del desalojo y el hambre de comunidades campesinas e indígenas.
Y nos oponemos a la mentira de la "limpieza" de la energía nuclear, pues a más de 50 años de su aparición, todavía nadie en el mundo sabe cómo disponer en forma segura y eficiente de los residuos radioactivos.
Tampoco estamos de acuerdo con los falsos ecologistas que nombran en la nota y con sus compras de tierras para "preservar la naturaleza".
No creemos en esta idea de "desarrollo y crecimiento" que nos proponen los intereses multinacionales y la globalización económica pues solamente producen beneficios para los capitales del primer mundo, a costa del saqueo de recursos, la contaminación, la destrucción del ambiente y de las economías tradicionales.
Ninguno de nosotros quiere permanecer "semisalvaje" como dice: creemos en el verdadero desarrollo sostenible y sustentable. El desarrollo y mejoramiento de las economías preexistentes, o nuevas, pero invirtiendo en tecnologías en armonía con el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente., y con soberanía alimentaria.
Queremos ser un pueblo soberano y con buena salud, .y no un pueblo sometido a los designios del primer mundo que, para continuar con su loco modelo super-consumista, necesita saquear nuestros bienes comunes y condenarnos a la pobreza y la enfermedad.
La nota dice que "el desarrollo sustentable, que por definición debe armonizar lo económico con lo social y lo ambiental, nos parece una utopía absurda".
Eso no es cierto, y le preguntamos si el ejemplo de Catamarca con su alto índice de desocupación y analfabetismo o el caso del "progreso minero" de Jujuy con los niños con plomo en la sangre de Abra Pampa no son suficientes para comprender el tipo de "desarrollo y crecimiento" que nos proponen y que en su "nota de opinión" defienden.
Por eso no podemos esperar que digan algo bueno sobre las Jornadas realizadas en la UNCA, ni de los estudiantes, docentes, profesionales y ciudadanos que participaron, construyendo un espacio de expresión libre que medios "periodísticos" como "El Ancasti" les niegan sistemáticamente. Ustedes obedecen en forma demasiado obvia a los intereses de las empresas saqueantes y contaminantes y por supuesto que lo hacen a cambio de "favores" económicos y pautas publicitarias.
No es nuestro caso. A nosotros nadie nos financia ni nos paga para que emitamos una opinión. Nosotros somos trabajadores, estudiantes y profesionales que invertimos nuestro tiempo e ingresos en difundir y en luchar contra el modelo de desarrollo que ustedes quieren imponernos.
Además de atender nuestras obligaciones laborales y dedicarnos a nuestras familias, tenemos que vigilar y denunciar a los gobiernos y funcionarios cómplices (cuyos salarios pagamos), a las empresas contaminantes y a los medios informativos que pretenden "lavarles" sus sucias caras y nefastas intenciones.
Nos oponemos a los privilegios que tienen estas "empresas" mineras y que no tiene ningún otro sector productivo en el país. Nos oponemos al derroche y contaminación del agua que realizan estos emprendimientos mineros. Nos oponemos al escandaloso derroche de energía de las explotaciones mineras.
Muchas veces hemos propuesto – y lo seguimos haciendo- el debate democrático a los gerentes de las "megamineras", a los funcionarios que las protegen y a los medios que las ensalzan, pero ustedes nunca están disponibles para hacerlo. Prefieren ignorarnos o descalificarnos.
Será por eso que no somos "sofisticados" y sí somos combativos. No sólo en el NOA lo somos, también en el resto del país, y lo seremos cada vez más mientras los poderes económicos transnacionales, los funcionarios corruptos y los medios periodísticos "vendidos" sigan encarnando la "maldición de Malinche".
Los sucesos mencionados – el procesamiento de Rooney y los allanamientos de Tinogasta- si bien son procedimientos originados judicialmente, no pertenecen a la misma idea de justicia.
En el primer caso la acción ciudadana logró que lo irrebatible y contundente de las pruebas de contaminación, lleven al procesamiento en la justicia federal del ejecutivo de La Alumbrera.
En el segundo caso, el aparato judicial provincial obedeció solamente a los intereses de la minera.
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