La Noche Buena con el espíritu Navideño más firme que nunca llegó también al campamento y encontró lugar en el rustico rancho de ramas y caña y bajo un lluvioso cielo, los guardianes de la montaña a las doce de la noche llenaron sus copas de esperanza, fe, paz, felicidad y amor, y el alimento suficiente para seguir con renovadas fuerzas su emblemática lucha.
Es el símbolo de un pueblo fuerte y heroico que con garras se defiende del vil invasor, de sus codiciosos entregadores, del saqueo, de la contaminación y la muerte.
Con la misma esperanza se preparan en el simbólico rancho, para recibir el nuevo año, dispuestos a seguir la resistencia, agudizando su ingenio para jaquear al enemigo que pretende amedrentarlos con todo tipo de artimañas y disfraces pero sin el arma fundamental: el amor por la vida.
En todos los corazones de los tinogasteños que aman su vida y su lugar se lee un inmenso cartel que dice:
¡¡NOS DEFENDEREMOS !!! ¡¡¡HASTA LA VICTORIA FINAL!!!
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